jueves, 10 de junio de 2010

II parte (Ovillo de plata)



No podía pararse, lógicamente, o dolería mucho o no sentiría nada. Una de dos, ninguna tentadora. No podía pedir ayuda, las visiones borrosas se parecían cada vez más al contrato que la luna tuvo con el hombre invisible. Hasta que se dio cuenta, que no podía gritarle siquiera al aire que cada vez más se enrarecía con el olor a árboles rociados con agua de turquesas cascadas y que, con más precisión, se las arreglaba para sortear el imponente vidrio guardián.
No podía gritar. Tanteó desesperado, con unas manos que no se atrevían, su boca que también era pasado y que también se había disuelto con el ovillo de plata. Quizás en el mismo momento, y vaya a saber desde cuándo, era sólo un rostro angular de nariz serrucho y ojos ventana.
Qué más quedaba por perder en un tren que se dirigía a un lugar que el nombre no recordaba si todo lo que importaba era los instantes vividos minutos antes de subir a ese tubo de perdiciones. Esos momentos de dolor tibio que le subieron de la punta del estómago hasta las sienes y los ojos y los dedos y los labios que se mojaron de un libidinoso color rojo. Una suerte de laguna del mismo color, había comenzado a nacer de donde aquella sagaz hoja de plata (qué casualidad) había inmiscuido sus manitos frías y mortíferas. Y cuando nada más parecía cobrar vida alguna, arribó ese tren cuando la noche súbitamente había caído y lo tomó.
Poco importaban en esos momentos un par de pies escurridizos y una boca que jamás volvería a besar con la vida que tanto le hacía falta en ese tren al cielo.

3 comentarios:

  1. Tiene cierto sabor a Cortázar. Eso es bueno, tan bueno como los otros sabores, tan profundamente tuyos, con los que has condimentado el relato. Uno no se puede escapar de ciertas influencias, entonces hay que tomarlas e impregnarlas con aquello que se encuentra en lo más hondo de nuestro ser, así brotan las obras de arte.
    Horacio (H)

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  2. El sentimiento y la pasión que ponés al escribir hacen que las palabras se unan, se relacionen y den luz a un relato que al leerlo impregna el corazón de una gran emoción.
    Marisa(M)

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  3. Me decidí a comentar... dejando finalmente de lado la molestia que me causó la entrega serial...
    Me gustó, manejás bien el efecto ese de thriller, de suspenso, eso que te hace querer saber, hasta el final, hacia dónde vas. Aunque no colabora con esto -y retomo la queja- el haber separado el cuento en dos partes...
    ¡No dejes de escribir y subir! Prometo seguir pasando, y ya van a llegar más y más lectores.
    ¡Saludos!

    (Ah, no me olvido de que me dejaste sin LRPdC...).

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